18/3/12

Pack to the Future! - 9

He venido para ayudarle, señor Gutiérrez. Ahora dígame, dónde está su hermano.

Jaime le miró, incrédulo, mientras su cerebro terminaba de aceptar lo que le estaba pasando.

—Eres un perro.

Muy observador, ¿ahora podemos ocuparnos de su problema?

—¿Cómo va a ayudarme un perro?

Permita que le diga que no hallará a nadie más apropiado; yo soy el creador del crippler, me temo.

—Oh...

—¡Papá! —gritó una vocecita y apareció Luna, que corrió hacia el Doctor y le abrazó una pata.

Hola, pequeña, eres una guía muy bonita —Entonces se percató de que Sol le estaba mirando a cierta distancia—. Oh, sois dos, qué singular. Ven, ¿no quieres abrazar a papá Ben?

Sol se acercó medio a regañadientes y se hundió en el pelo del Doctor.

Sois una monada —dijo él.

—¿Podemos dejar las reuniones familiares para luego? O mejor no, sigamos con ellas, ¡quiero a mi hermano aquí ya!

Oh, sí, por supuesto —recordó Benjamin—. Vamos pues.

Entró a la cocina como si ya supiera a dónde tenía que ir y olfateó los grandes restos cristalinos de Dani.

Desde luego no tiene buena pinta —señaló con intención eufemística.

—No me toques las pelotas y dime si se puede arreglar.

Si está roto, el Doctor Benjamin puede arreglarlo... Ups, lo siento. En cualquier caso sí, hay un método que acabará con todos los problemas de raíz.

—Que es...

Bien, puede comenzar por comerse a sí mismo.

Jaime le miró como si el cadáver brutalmente asesinado de su incredulidad se estuviese pudriendo en sus ojos.

—¿Y en qué me va a ayudar eso?

Tendrá que buscar el crippler en tu interior y darle marcha atrás, así todo se reparará.

—No pienso comerme a mí mismo, a saber lo que podría pasar.

—¡No le hables así a Papá Ben! —le increpó Sol, aún agarrada al pelo de uno de sus cuartos traseros.

Tranquilizaos. No hará falta que se coma literalmente, señor Gutiérrez, pero necesitará algo que he traído.

El Doctor se acuclilló y muy despacio y con un desagradable sonido fue dejando caer sus heces en el suelo de la cocina. Jaime le miraba con la boca abierta.

—¡Perro malo! —le gritó y lo cogió del collar.

¡Espere! ¡Espere! —gritó tranquilamente el collar, que siguió hablando mientras su dueño tenía el hocico en sus propios excrementos—. No tenía otra forma de traerle lo que necesita.

Y cuando Jaime le dejó salir, entre los dientes tenía una bolsita de plástico.

Ábrala, por favor. Cómo envidio sus pulgares prensiles.

Jaime dudó, pero cogió la maloliente bolsa y la abrió. Dentro había otra de seguridad limpia y dentro de esta había un caramelo más pequeño que el crippler y con la forma de un rombo plano, como una pastilla para la tos.

—Ni hablar —se negó Jaime—, no sé lo que es, pero ya he tenido malas experiencias con tus caramelitos.

Es un centripetón, hará el trabajo sucio por usted.

—He dicho que no, debe haber una manera que no incluya exponerme a las locuras de un perro parlante.

Me temo que no, señor Gutiérrez, es la única forma de salvar a su hermano. Debería mostrar al menos un poco de respeto teniendo en cuenta que he venido hasta aquí para ayudarle en lugar de estar quejándose todo el rato de mis disposiciones para rescatar a su hermano. Si todavía quiere mi ayuda, póngaselo bajo la lengua y no trague, él hará el resto.

—Tiene razón... Disculpe.

Jaime tardó un segundo en resolver una apresurada discusión mental y se metió el centripetón en la boca. Su cuerpo se revolvió y agitó, sus mandíbulas se desencajaron y su boca se abrió tanto que cuando sus pies se elevaron del suelo y empezaron a meterse por ella cupieron holgadamente. Cuando casi todo su cuerpo había entrado y solo la parte superior de sus hombros, su cuello y su cabeza quedaban fuera, esta se volvió de dentro a fuera y se replegó sobre sí misma, desapareciendo totalmente con un destello.

Qué desagradable —señaló el Doctor cuando todo acabó, y empezó a lamerse las pelotas con paciencia.

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Ahí van las reglas para los despisdados:
  1. Yo voy a ir publicando una serie.
  2. Esa serie irá por capítulos de alrededor de 500 palabras de extensión.
  3. Vosotros tenéis libertad para hacer sugerencias para el próximo capítulo en los comentarios, las tendré todas en cuenta, aunque me reservo qué hacer con ellas.
  4. La única excepción es la primera que reciba, que aparecerá sí o sí en el próximo capítulo. Pase lo que pase.
  5. Conste que digo «primera sugerencia» y no «primer comentario». Cosas como «para ya de escribir, que das vergüenza ajena» y otras de vuestras muestras de entusiasmo espontáneo y/o odio, no cuentan.
  6. Hay que leerlo todo con unos calzoncillos en la cabeza. Yo lo escribiré solo cuando las estrellas estén alineadas.

3 comentarios :

  1. Ciñéndome a las reglas (en las que solo se asegura la aparición obligada de la primera sugerencia, quedando tan solo como sugerencias el resto) te hago las siguiente propuestas:
    1. Quiero un "mientras tanto en otro lugar..."
    2. Quiero una ruptura de la cuarta pared en toda la regla
    3. Quiero que le cambies el nombre a Jaime
    (que de repente se llame Javier y a todo el mundo le parezca normal)

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  2. Me gustaría que fuese Sol la que hiciese la ruptura de la cuarta pared. ~Mel-o

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