25/5/10

Carta a los reyes 2010

Has litteras fueron fechas en Málaga a
martes 11 de mayo, anno Domini MMX
A la atención de SS. MM. RR. los Reges Magi Orientis; Melchor, Gaspar y el Negro.
Saludos de cordo. Non scio si findarán extraño, insólito u raroso que se les envíen
misivas d’etta natura findándonos in diez tam primaverosos, iam topando l’ettío —al
minus in meo semisferio—, pero la desesperitud me s’ha metí’o en la soula et
dificilosamente posum aguantar la tentatio et he acabado por surrendirme a ella. Mea
culpa.
Explicativados mis motores creo ser de lex ir derechamente al tema que tien
qu’ocupá’ las letras estas: mis regalitudes pras aproximantes nadaltividades dadivaneñas.
No sum yo de peter muncho e aqueste anno non va ad ser diferencial, al meno’ en ezo.
N’etta ocasio namá vuelo una vaca grande, amarilla y de ubres calientes.
Non est necesitoso que sea de grande grandura, pero sí cum una cornitud
respectabile por si aliquo malvadoso tentara de hurtarla. Non tie tampico que essere
yelou der to sino que mihi vale a manchas, rajas et inclusive quadros et inclusivíssimo
to miscelaneado, como las patas rayá’s y er jopo a topos. De las ubres sí dicir ut gustaría
de que fueran benem caldas pa’ ho modo non haber de caldar la leite pros de verterle el
colacau.
Po’ namá qu’ezo. Weito mi presentitud con ansieza pa’ dadivanes. Dixit.
B. RR. PP. SS. MM. Khazike Khashondo

23/5/10

Los ojos del gato

Conste que lo escribí en poco más de diez minutos.

¿De dónde demonios habrá salido este gato? Lleva ya… ¿Cuánto tiempo? ¿Días horas? Da igual. No deja de mirarme. Y lo peor es que se me ha acabado el güisqui.
No sé si espera algo de mí, lo poco que gano lo invierto en bebida, no tengo nada para darle de comer. A lo mejor con un gato flacucho al lado me dan más limosna, con los perros funciona…
No, no está funcionando. Tiene algo que aleja a la gente. Es blanco como un palio y sus ojos verdes se clavan como cuchillos. Mira a todo el que se acerca a echarme algo y nadie puede sostener su mirada lo suficiente como para darme algo… Maldito bicho.
¿Por qué seguirá mirándome? Si lo ahuyento simplemente se pone en otro sitio y sigue apuñalándome con la mirada. Y ya he probado a decirle que no tengo comida.
Hace días que el gato sigue mirándome. Creo que ni siquiera parpadea.
Me pone los pelos aún más de punta. ¿Es una brisa fría lo que siento cuando agita la cola?
Ayer maulló y sonó como el repicar de una campana. Aunque paró, seguí oyendo su maullido en mi cabeza, tan alto como las sirenas de la policía, durante horas. Pensé que me quedaría para siempre acurrucado entre cartones oyendo ese maullido diabólico mientras el gato no dejaba de mirarme.
Una vez oí una historia de un gato que vivía en una residencia. Si se tumbaba en el regazo de uno de los ancianos el viejo la espichaba al poco… Supongo que deberían odiar a ese gato tanto como yo. A lo mejor no es más que el mismo augurio.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Ese camión acaba de atropellar a un tipo. Apenas ha quedado nada de él entero. No sé de dónde ha salido el maldito camión, ha doblado la esquina a toda hostia y después se ha dado a la fuga. ¡Joder! Lo peor de todo es que el pobre bastardo había estado acariciando al maldito gato cuando se acercó a echarme algo. El jodido bicho le ronroneó y se le pasó por entre las piernas.
Ese gato es la Muerte y viene a por mí, lo sé. ¡Lo sé, maldita sea! Tengo que correr.
¡Dios mío! Me sigue, sé que me sigue, por mucho que corra le veo al doblar la esquina, en un tejado a mis espaldas por un instante. Es un borrón blanco que me sigue sin parar. ¡Déjame en paz!
Un callejón sin salida… Estoy pegado a la pared y el gato se acerca por el callejón. Paso a paso con sus patitas blancas. Puedo escuchar como tocan el asfalto: tic, tic, tic… Me mira con sus ojos verdes y me sonríe con esa sonrisa que saben poner los gatos.
No pienso dejar que me coja, no pienso dejarlo. Tengo una navaja en el bolsillo, sólo tengo que ponérmela en el cuello y antes de que consiga matarme lo haré yo. ¡Chúpate ésa, Muerte!

Las fresas

Ahí está otra vez. Es un resplandor rojo… A veces lo veo por el rabillo del ojo cuando se esconde detrás de un mueble o se desliza, sigiloso, para doblar una esquina.
Hace un par de días que lo vi por la ventanilla del autobús, junto al cartel de un bar… Pero sólo duró un segundo.
Como ayer, cuando lo vi en el reflejo de las páginas de un libro que pasaban rápidamente. Ahora me hace gracia que fuera “El sueño de una noche de verano”.
Esta mañana también estaba ahí cuando abrí los ojos, sólo un instante rojo… Que se me ha quedado clavado.
¿Estoy loco?
Hoy me he atrevido a contárselo a unos amigos. Se han reído de mí, no me esperaba otra cosa… Cuando han comprendido que lo decía en serio se han preocupado. Me dan igual sus risas y su compasión, sólo esperaba que me pudieran decir qué es el resplandor rojo.
Finalmente es un libro de niños el que me da la idea. ¿Y si fuera un hada? Parece ridículo…
No obstante al poco empecé a oír aleteos, pero nunca al mismo tiempo que veía el resplandor. Eso me hizo pensármelo.
Cuando pude fui a una de esas grandes librerías a conseguir material sobre el tema. La cajera me miró un poco raro, más divertida que extrañada.
He pasado horas leyendo esos libros. Las informaciones son contradictorias, pero ya me lo esperaba. Intento separar la chicha de la paja buscando puntos comunes… Hay días que sólo duermo un par de horas y encima tengo que estudiar.
Ahora veo el resplandor dos , tres o incluso cuatro veces al día y ahora acompañado del aleteo. Intento no mirarlo directamente para que no desaparezca tan pronto.
Creo que intentaré algo.
Vivo en un apartamento y no tengo chimenea que limpiar para que baile, así que tendrá que contentarse con un cuenco de leche junto a la puerta por la noche.
Lo recogí esta mañana y hubiera jurado que había menos… Supongo que era demasiado para ella. Esta noche le pondré otro.
Llevo ya una semana poniéndole un cuenco nuevo cada noche y siempre me parece que ha descendido por la mañana. Por las noches a veces me despiertan aleteos y una risa.
Anoche me levanté en silencio y me asomé al pasillo. ¡La vi!
No medía más de veinte centímetros tenía una piel tan clara que era casi transparente y su pelo y el vestidito que llevaba eran de un rojo tan vivo y parecido que casi se confundían. Sólo duró unos segundos hasta que se percató de mi presencia y desapareció con una estela roja… Pero creo que antes me sonrió. Volví a la cama, pero esa noche no pude dormir.
A la noche siguiente volvió, escuché las risas, pensé que se habría enfadado conmigo. Menos mal…
Probaré a acercar cada noche más el cuenco a mi dormitorio, así a lo mejor se acostumbra a mí.
Ya van dos semanas y parece no molestarle. Ya bebe en la puerta de mi cuarto, pero no me atrevo a ponerlo dentro.
A lo mejor podría ofrecerle algo distinto: es temporada de fresas, seguro que le gusta la fruta de su mismo color.
Puse un cuenco de fresas en la puerta, pero esta vez por dentro.
Ha funcionado; las risas se oyen más altas y alegres, creo que he acertado.
Apenas pude creerme lo que pasó luego, no sé si fue un sueño, pero quiero pensar que no.
Una inusual corriente de aire me hizo despertar esa noche, cuando ya estaba adormilado. Abrí los ojos y ahí estaba el hada, de pie sobre mi pecho y sonriéndome con una fresa que en sus manitas parecía enorme.
No supe qué decir, pero no hizo falta que dijera nada. Entre risas me puso la fresa en los labios para que la mordiera. Cuando lo hice me dedicó una risita encantadora y antes de desaparecer me dejó un besito diminuto en la frente.
Cada vez paso menos tiempo fuera. No veo el momento de volver a casa para estar con el hada.
No decimos nada, sólo estamos juntos en la cama bebiendo leche y comiendo fresas.
Creo que ya me está cogiendo confianza, porque ha empezado a hablarme. Ayer mismo me dijo “gracias” cuando le acerqué una fresa.
Cada vez habla más, sé que su nombre es Tyra y que viene de la ciudad de Thùan, que está en la luna.
He dejado la carrera y seguramente ya me darán por muerto en la cafetería donde trabajaba. Tengo el móvil apagado todo el día para no escuchar a mis amigos, sólo salgo para comprar más leche y más fresas. Cuando vuelvo me encierro durante días en casa para hablar con Tyra.
Mis ex-amigos han venido a aporrear mi puerta, quieren separarme de Tyra, por eso no les he dejado pasar. O eso me dijo ella y sé que las hadas no mienten. Sólo quiero comer y jugar y hablar, pero sólo con Tyra.
Me cuenta muchas cosas sobre Thùan como que viven comiendo el éter de la luna o que hacen castillos enormes con polvo de estrellas en vez de arena. Me cuenta tantas cosas que mi memoria no da abasto y ya he olvidado el nombre de mis padres, la cara de mis ex-amigos, mi edad, donde vivo…
¡Pero ya nada de eso importa! Tyra dice que volverá a Thùan y que quiere llevarme con ella. ¡Estoy tan feliz! Me ha explicado que tengo que salir en una noche de luna llena cuando se refleje muy bien en el mar. Entonces iré al puerto, cogeré una barquichuela y remaré hasta llegar al reflejo de la luna. Y saltaré y nadaré muy profundo porque Tyra dice que el mar es un reflejo del cielo y las hadas no mienten. Así que en lugar de bucear estaría volando hacia la luna, hacia Thùan, la ciudad de las hadas. Y allí viviré con Tyra y sus amigas, jugando y riendo para siempre.

15/5/10

El amanecer los fines de semana

Cálida leche
que fluye y rebosa
por mi ventana.

Coros distantes,
testigos indiscretos
de la hora roja.

Dulces abrazos
de amantes azules
de seda y tela.

7/5/10

Mmh, elefante limpio

Dado que hace tiempo que no hablo de mí mismo y que, por tanto, el blog se deshumaniza a pasos agigantados voy a contar, en pocas palabras, cómo he limpiado mi elefante teclado. Que después de todo esto es un blog personal y mío por si fuera poco.
Nada más sencillo que veinte minutos jodiéndote los dedos levantando las teclitas, diez quitándole sus tres capas de polvo de rigor y tres cuartos de hora volviendo a averiguar cómo iban las teclas basándote en el portátil de tu madre; diversión para toda la familia... si le gustan los puzzles.
La tecla X desertó durante un rato, pero fue convenientemente arrestada, ahorcada y devuelta a la formación. 4 great justice!
Y eso es todo, ya me he desahogado, a mamarla, caballeros.