4/4/09

Krónikas dun Khazike X: máscara

Jo, diez ya… ¿Qué? Pensabais que iba a decir algo más? Pues vamos apaña’os…
—A ver —dijo Geekman—. ¿Qué ves aquí?
Khazike miró atentamente la tarjeta que Geekman sostenía en la mano.
—Un coño —dijo al fin.
—Sí, ¿y aquí?
—Dos tetas.
—Genial, ¿y aquí?
—Mmm… ¿Un tucán?
—¡No, hombre, es una urraca!
—Pues, joder, qué mal dibujas.
Geekman se puso de pie en el asiento de la caravana y golpeó la mesa con los puños.
—¡¿Qué has dicho?!
—¡Que dibujas de pena!
—Ah, gracias —respondió sentándose—, últimamente ando mal de oído. ¿No vamos más lentos?
—Tienes razón —concedió Khazike levantándose del asiento, cogiendo un látigo y asomándose por la ventana —. ¡Más rápido haraganes! —gritó hacia fuera acompañando la sugerencia de un par de latigazos.
Fuera todos los pingüinos tiraban de la caravana, así como Alf y el pequeño Rotulador sobre el árido paisaje del desierto.
—¡¿Por qué sólo me das latigazos a mí?! —gritó Alf.
—¡Calla! —dijo Khazike propinándole más latigazos—. ¡Si me hubieses impedido gastarme el dinero de la gasolina en este látigo no estarías así! ¡Y a los demás os advierto que tengo otro de nueve colas!
La velocidad aumentó considerablemente.
—Why?! —gritó Rotulador con su voz metálica.
—¡¿Veis?! ¡Aprended de Rotulador! —instó Khazike—. ¡A él esto le parece guay! ¡Por eso merece un azote! ¡Taka!
—Father! —llamó—. Save me!
Khazike soltaba la misma carcajada que debían soltar los capataces de las pirámides mientras molían a latigazos las espaldas de los hebreos mientras se dedicaba en cuerpo y alma a dejar la espalda de Alf sin varias capas de piel. Angelito, se divertía tanto hasta que algo golpeó la caravana en dirección contraria y cayó de boca al suelo.
Irónicamente ahora la velocidad de los explotados aumentó considerablemente ante la idea de dejar atrás a su explotador y, cuando la nube de polvo que levantaron se disipó, Khazike pudo ver, después de la cagada en la madre de alguien de rigor, al responsable de su percance.
Un tipo bajito, con el pelo largo y una máscara blanca permanecía en pie frente a él.
—¡¿Otra vez tú?! —le gritó Khazike.
—Aún no he cobrado mi venganza —le respondió el enmascarado.
—¿Venganza? Entonces me he perdido… ¿No eras un vendedor de churros?
—¡Claro que no, imbécil!
—¿Entonces?
—¡¿No me recuerdas?! ¡Tú mataste a mi maestro y yo ataqué tu caravana para vengarme, pero me largué por mis cosas!
—Joder, si tuviera que recordar a todos los que he matado y sus respectivos buscadores de venganza se me haría eterno… ¿Cuándo fue eso?
—En Yo, Khazike.
—Ah, eso explica porqué no me acordaba de ti —andas un poco desfasado—, ya tenemos una semisecuela, como Porruto Sin-pudin.
—¡Ya lo sé! ¡Y tengo que seguirte por esta mierda de novela-serie para cortarte la garganta!
—¡Eh! ¡Eh! ¡No insultes a las mierdas! ¡¿Qué te han hecho a ti las mierdas?! Y bueno… La serie tampoco está tan mal, a lo mejor mejoraría si Geekman muriese, pero, ¿qué le vamos a hacer si es una mala hierba?
—¡Geekman es un gran personaje!
—¡Eso no te lo consiento! —gritó Khazike sacando a Marisa y apuntando—. ¡Aquí no hay más personaje bueno que yo!
Apretó el gatillo… Y no ocurrió nada.
—Eeerm… ¿Marisa…? ¡¿Qué?! ¡Claro que tú también eres buena, pero no me jodas aho…!
No pudo acabar la frase porque el esquivar una cimitarra que se acercaba a su cuello peligrosamente doblándose 90 grados hacia atrás era más apremiante. Se apoyó con las manos en el suelo y saltó hacia atrás lejos del alcance del enmascarado que le preguntó:
—¡¿Dónde aprendiste a doblarte así?!
—Me enseñó Neo —le respondió Khazike.
En ese momento Neo, el de Mátrix, con las ropas destrozadas, apareció junto a Khazike y se abrazó a sus piernas.
—¡Pastillas! ¡Dame pastillas rojas! —pidió entre sollozos.
—¡Suéltame, cachoyonqui! —le gritó Khazike intentando inútilmente patearle la boca.
—¡Tío! ¡Tengo el mono! —continuó llorando.
El enmascarado empezó a correr hacia Khazike apuntándole con la cimitarra y gritando como un descosido.
Gracias a una supuesta entidad superior Khazike logró liberar una pierna del abrazo de Neo y la usó como punto de equilibrio para patearle hasta el enmascarado en cuya cimitarra se ensartó cuando estaba a pocos metros de nuestro héroe.
Khazike convenció con rapidez a Marisa de que volviera a disparar y descargó varios cartuchos sobre Neo que le atravesaron y también acertaron al enmascarado. Ambos cayeron derribados.
Khazike volvió a enfundar.
—Por fin. Ya estaba harto de que ese bastardo me asaltase mientras voy en mi caravana, las carreteras son ahora un poco más seguras. Al menos para mí.
Eso se decía mientras se acercaba a los cadáveres para patearlos un par de veces y, si eso, robarles algo de valor. Llegó junto a ellos y empezó a propinar pequeños puntapiés a la cabeza del enmascarado.
A partir de ahí todo pasó muy deprisa de modo que imagináoslo a cámara lenta: se oyó un tremendo zumbido a lo lejos por lo que Khazike giró rápidamente la cara para ver cómo lo que parecían siete tortugas a una velocidad de trescientos kilómetros por hora pasaban por su posición lanzándolo por los aires tras lo que el cadáver no tan cadáver del encapuchado se libró del peso muerto de Neo y saltó hacia arriba intentando ensartar esta vez al idiota correcto para toparse con un pie en la cara cuando ya las tortugas se alejaban en la lejanía.
El de la máscara blanca cayó de mala manera mientras que Khazike logró hacerlo de pie. No obstante el enmascarado logró ponerse de pie antes de que la cosa llegase a mayores.
—¿Sabes que no hay nada que me fastidie más que la gente que dice estar muerta, pero que al final resulta que no? —preguntó Khazike.
—¿Cómo vas a decir estar murto?
—Calla y explícame por qué no has llegado ya al otro barrio.
El enmascarado se abrió la chaqueta mostrando un chaleco antibalas con muchos agujeros.
—Kevlar —explicó.
—Un momeeento… —dijo Khazike fijándose—. ¿Eso no son tetas?
El enmascarado se tapó rápidamente poniéndose de lado.
—No, no lo son.
—Tía, reconozco unas tetas cuando las veo.
—Te digo que no.
—Bueno, chica o no, nadie me toca a mí los cojones sin permiso. ¡Vas a comprobar cómo me las gasto yo con las de tu calaña!

¿La matará? ( o Y o )

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