7/3/09

Kronikas dun Khazike VI: Plátanos

Joder, seis capítulos… Si alguien me hubiera dicho a mí y al tío que me encañona para que escriba que íbamos a llegar tan lejos posiblemente hubiéramos pedido un sueldo o algo pero eso ya no tiene solución. A leer, que no es gerundio.
Guls despertó y lo vio todo oscuro. Cuando se dio cuenta de que tenía los ojos cerrados los abrió y pudo ver donde estaba, porque para eso sirven los ojos, claro. En conclusión, al abrir los ojos (y es curioso, porque la mayoría de ametralladoras no tienen ojos) pudo ver que estaba en una gran pradera verde con suaves colinas que se extendía hasta donde alcanzaba la vista.
—Joder… —se dijo—. ¿He volado hasta Asturias?
NO, se oyó una voz desde las alturas.
Guls miró al cielo y vio el rostro de Khazike suspendido y mirándole.
ESTÁS ENCERRADO EN UNA MORTÍFERA TÉCNICA ALUCINÓJENA.
—¿No podrías haber sido más original?
¡CALLA!, dijo mientras su pie gigante aparecía un momento junto a Guls y le pateaba el culo.
TE HE TRAÍDO AQUÍ PARA QUE SUFRAS EL PEOR DE LOS CASTIGOS, ¡¡¡EL CASTIGO DE LOS DIEZ MIL PLÁTANOS!!!
El grito resonó como un eco y de la tierra surgió una enorme pirámide frente a Guls coronada con un santuario en forma de plátano sobre diez mil escalones.
—A ver si me entero… —dijo Guls—. ¿Pretendes que suba?
NAH, TE ECHARÉ UN PIE.
El pie de Khazike volvió a aparecer junto a Guls y le arreó tal patada que esta vez le hizo volar hasta la cima de la pirámide y estrellarse contra el santuario.
AHORA QUE EMPIECE EL SHOW.
Se hizo de noche como si alguien hubiese apagado las luces de pronto y guls se encontró sentado en una silla frente a un monitor y tras el monitor…
—¡Vienbenidos y buenas noches, amigos! ¡Esto es “¿Quién quiere ser bananaza?”! —gritó el plátano que había sentado frente a él tras otro monitor.
A los pies de la pirámide miles de plátanos aclamaron.
—Yo seré su presentador, Rudolf Van Anha —continuó el presentador—. Y esta noche tenemos entre nosotros a alguien muy especial, ¿cómo te llamas, compadre?
Guls dudó un momento, pero al final decidió que lo mejor sería responder.
—Maxim Guls Slurm.
—¿Y de dónde vienes, Guls?
—De mi puta casa, ¿puedo largarme ya?
—¡Ni hablar! ¡Todavía tenemos que jugar! Bien, te explicaré las reglas del juego. Tienes que responder bien a todas las preguntas que marque la ruleta de la muerte, nuestra querida ruletita de la muerte. Pero no podremos usarla si tienes esa forma.
Rudolf aplaudió dos veces y el cuerpo-ametralladora de Guls se deformó y deformó hasta volver a obtener la forma que tuvo antes de morir, la de un hombre-gato naranja.
—¡Mucho mejor así! —aprobó Rudolf—. Ahora, mientras preparan la ruleta explicaré el resto de las normas.
El foco que iluminaba a Guls se apagó un momento.
—Bien, amigos, el jugador tiene cinco comodines; el comodín del teléfono —se encendió un foco y apareció una bananita en bikini mostrando un teléfono—, el comodín del público —el foco iluminó a la multitud de plátanos y todo aplaudieron—, el comodín del teléfono público —junto al otro teléfono se iluminó otro foco y apareció otra bananita junto a una cabina de teléfonos roja—, el comodín de la banana salvaje —otro foco más se encendió mostrando una jaula que contenía algo ligeramente parecido a un plátano que babeaba y estaba ansioso por matar—, y mi favorito, ¡el comodín misterioso! —saltaron fuegos artificiales que iluminaron el cielo con una gran “?” de mil colores—. Claro que siempre puede cambiarlos todos por lo que haya detrás de la puerta número 1. —los focos iluminaron la pared del santuario y se vio que la puerta de éste tenía marcada un gran uno—. Me informan de que nuestro concursante ya está listo. ¡Veámoslo!
Otro foco iluminó el lado contrario a los comodines y se pudo ver a Guls en su nuevo cuerpo atado a una gran ruleta y con un casco cónico en la cabeza que usarían para decidir la pregunta.
—Bien, Guls, te veo algo colgado.
Se iluminó el cartelito de “risas”.
—Vamos con la primera pregunta, ¿te parece? —continuó Van Anha.
—Eeeh… —empezó Guls.
—¡Genial! ¡Dadle vueltas!
Dicho y hecho las dos bananitas cogieron a Guls y le hicieron girar por la ruleta. Y giró y giró y giró… Hasta pararse en una casilla roja con un vibrador dibujado.
—Oh, bien —dijo Van Anha mientras Guls quedaba colgado bocabajo—, vamos con la pregunta del vibrador. Por tu vida, ya que si fallas la palmas, ¿Qué fruta larga y amarilla sirve como juguete sexual? A: el plátano; b: la manzana; c: el pimiento; d: el ordenador.
—¿Esto es una broma? —dijo Guls.
—No, es una alucinación producida por la droja —le explicó Van Anha—. ¿Vas a responder o no? Te recuerdo que si no respondes sufrirás una muerte horrible y dolorosa.
—Vale, vale —le tranquilizó Guls—. Entonces me pido el comodín del público.
—Bien, público, ¡a él!
Los focos iluminaron al público para que se pudiera ver cómo cogían piedras y se las lanzaban a Guls.
—Esas piedras aumentarán tu capacidad de raciocinio o te matarán lapidado —dijo Van Anha al tiempo que una piedra daba a Guls en el ojo—, lo que venga primero.
Cuando el apedreo cesó Rudolf continuó.
—Bueno, ¿qué? ¿La sabes ya?
—Creo que diré la A, Rudolf —dijo Guls sangrando por la cara.
—Bien, marcamos la A, ¿estás seguro?
—¡Si ya la he marcado!
—Es por hacer tiempo. Bueno la respuesta es… Incorrecta.
—¡¿WTF?!
—La correcta era la e: la polla de Nacho Vidal.
—Si eso no es amarillo.
—Es tu alucinación, ¿a mí qué me cuentas? Pero para que esto no acabe tan pronto te daremos una segunda oportunidad si te quedas con lo que hay dentro de la caja misteriosa.
Rudolf se sacó de la manga una caja verde llena de interrogaciones rosas.
—Es la caja o la muerte, coleguilla.
—Vale, me quedo con la caja.
—¡Bien! Dentro de la caja hay…
Sonó un redoble de tambores mientras Rudolf abría la caja, extraía una tarjeta y la leía.
—¡Dentro de la caja hay una muerte aún más terrible y dolorosa! ¡Suertudo!
Guls empezó a llorar.
—Aunque primero serás juzgado por… ¡El teléfono público!
Una de las bananitas descolgó el teléfono que había empezado a sonar y la voz de Khazike surgió de él.
—¡Culpable!
—¡Gracias, o gran teléfono público! —agradeció Rudolf—. Lo bueno si breve dos veces bueno. Pero antes de proseguir recordemos que esta ejecución les va a ser ofrecida por Droja concentrada Dhal, si encuentra una droja concentrada mejor métasela.
—¡Piedad! —gritó Guls.
—Lo siento, fuiste tú el que quiso la caja. Y ahora te someteremos a la peor muerte que puedas imaginar.
Todos los plátanos se dieron la vuelta y pasaron de Guls.
—Eh, tíos, prestadme atención.
Los plátanos no respondieron.
—¡Tíos!
No hubo respuesta.
—¡¡¡Hacedme caso!!!
Guls no pudo soportar ser el centro de atención y estalló. En el mundo real simplemente su cerebro se apagó y Khazike sonrió victorioso.
A ver si continúa... ( o Y o )

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